Ingredientes
5 calabacines medianos – 1 cebolla – 250g de tofu ahumado – 250g de salsa de tomate – 200g de queso fresco de cabra – salsa de soja – pan rallado japonés (panko) – aceite de oliva virgen extra – pimienta negra – sal
Lavar los calabacines, cortarlos longitudinalmente a la mitad, y vaciar el interior con la ayuda de una cucharilla, reservando la carne. Salar el interior y rociar con un poco de aceite. Disponer en una fuente de horno aceitada.
Cortar el tofu en dados pequeños, y mezclar con unas cucharadas de salsa de soja. Dejar marinar unos quince minutos.
En una sartén amplia con un fondo de aceite, sofreír la cebolla picada, a fuego medio-alto. Cuando esté pochada, agregamos el tofu, y damos unas vueltas. Mojamos con la salsa de soja del marinado, evaporamos y añadimos la carne del calabacín reservada, picada a cuchillo.
Cocinamos unos minutos a fuego alto para evaporar el agua, aderezamos con pimienta y añadimos la salsa de tomate. Cocinamos todo junto hasta que se haya evaporado la mayor parte del líquido. Mezclamos entonces el queso de cabra desmenuzado con los dedos, y ya fuera del fuego, removemos hasta que se integre. Si queda muy suelto el conjunto, ligamos con unas cucharadas de panko o de cualquier pan rallado.
Con esta mezcla, rellenamos los calabacines. Espolvoreamos con un poco de panko o queso rallado, y horneamos durante unos 15-20 minutos a 200ºC, en posición media del horno, con ambas placas y aire. Servimos calientes.
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Los calabacines aceptan multitud de rellenos, lo que nos permite muchas variaciones, según lo que tengamos en la nevera. El relleno que hoy os propongo es suave y fresco, ligeramente ácido por el queso de cabra.
El panko es pan rallado japonés, elaborado exclusivamente a partir de la miga sin tostar, muy ligero y crujiente. Espesa muy bien los rellenos, y queda muy dorado y crujiente al freírlo, siendo también útil para sustituir al queso rallado en los gratinados.
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